lunes, 16 de abril de 2007

"I´m a loooser"


Bueno, basta! Estoy un poco cansado de ser un perdedor. Voy a cambiar de actitud para ver si me engancho algo más que el pullover, porque hace unos cuantos años que no me levanto ni a la mañana. ¿Que por qué lo digo? A título ejemplificativo mencionaré algunos de mis últimos intentos de seducción.

Un día gris de septiembre último me dije: “la rubia que hace grupo conmigo en la Facultad hoy no se salva” y ahí nomás me fui decidido a su casa con toda la intención de avanzarla después de que terminemos el trabajo de Psicología Evolutiva que teníamos que entregar el lunes siguiente. Tenía que esperar a que termináramos el trabajo porque en el grupo éramos 5, y no daba para zamparle un “¿por qué no hablamos de la vida en el sofá mientras los otros sotretas se hunden en los libros?”.

Llego a la casa con una puntualidad inusual, cargado de un paquete de bizcochitos de grasa Don Satur y los apuntes de clase. Por la puntualidad no me extrañó que los demás no hubieran llegado todavía, pero antes de que ese pensamiento me abandonara, Cecilia me dice “los chicos no van a venir, los llamé para decirles que estaba engripada y pedirles si podían hacer el trabajo ellos, que nosotros dos hacíamos el próximo, porque vos me dijiste que hoy tampoco podías hoy por un tema familiar. Les dije eso para no quedarme sóla con el próximo trabajo”.

“La pucha”, pensé. “Justo hoy que estoy con las pilas cargadas ésta se viene a enfermar”. Con toda mi cortesía y lamento le dije “bueno, si querés te dejo descansar y nos vemos mañana en la Facu”, a lo que me respondió “no, no, un poco de compañía me viene bien, no quiero estar sola toda la tarde”.

Me daba no se qué, se ve que estaba descansando porque me atendió en camisón, pero bueno, abrí el paquete de Don Satur y puse agua para el mate. La verdad que ni se notaba que estaba enferma porque continuamente decía que tenía calor y se iba desabrochando de a poco los botones del camisón. Eso, sumado a que me miraba medio raro, no como siempre, como con los ojos medio cerrados, y la mirada punzante, me hicieron pensar que tenía algo más grave que una gripe. “Esperame un toque que voy a la farmacia”, le dije mientras le daba un mate y me metía un bizcochito en la boca (no podía estar sin medicar).

Cuando vuelvo de la farmacia con 5 remedios distintos que me recomendó la que me atendió, me doy cuenta de que estaba en la cama. “Todo mal”, me dije. “Enferma y con ganas de estar sola”. Le dejé una pastilla y los prospectos arriba de la mesa junto a una notita que decía “tomatela, me voy a ayudar a los chicos en el trabajo, ´que te mejores`” (esto último entre comillas para darle un tono cariñoso, pensé.

Y con toda la bronca del mundo, maldiciendo y refunfuñando sólo me caminé las 30 cuadras hasta lo de Javier, a ver si podíamos terminar el maldito trabajo antes de la cena.

Ni hablar de cuando fui al supermercado decidido a conseguir algo. Empecé mal, a juzgar por la cara de la morocha cuando le pregunté si sabía donde estaban los huevos y si sabía si se podían tocar.

Continué peor, con el insulto de la empleada a la que le pregunté donde quería que le pusiera el envase.

Ni hablar de la señorita a la que le ofrecí mi ayuda con la fruta: “Mire, no soy experto en melones, pero me atrevo a decir que le puedo dar una buena mano, después Ud. me ayuda con la banana, si es que sabe de eso”, le dije mientras ponía mi mejor cara de ganador y le guiñaba un ojo.

“Con esta frase mato mil”, pensé luego, y sin anestesia le disparé a la veintiañera de pantalón ajustado: “no hay como las milanesas de nalga, pero hay que saber hacerlas, ¿querés que te acompañe a tu depto. y te la empane y macere como se debe?”.

Totalmente frustrado me fui a la caja y le pregunto a la señorita, al momento de pagar, “¿tenés cambio?”. En ese mismo instante comprendí que tal vez me podía malinterpretar, así que decidí aclarar las cosas: “no me refiero a vos, eh, sino a la plata, quiero decir, si querés te pago con la de débito, pero... hay efectivo”, hice una pausa y le sonreí, “no se que preferís”, rematé luego. Ni así me llevé una sonrisa del super.
Después les cuento otros intentos. Por ahora prefiero olvidar el tema.

5 comentarios:

Mr.Frederick Kerry King dijo...

Se me vinieron unos cuantos nombres que podrian encajar con el perfil!!! pero por cortesia preferiría que sigan en el anonimato!!

Dr. John Wolfskehl dijo...

Ud. es todo un caballero, FKK! Una duda: se le viene a la cabeza hombres con esa característica o mujeres como la del grupo de Psicología?

Nanim Rekacz dijo...

¿De veras estudia psicología????

Anónimo dijo...

ahy amor!!!!!!! sos un amor! con esos gestos "caballerescos" te dejan pagando! hay gente p todo! esta bueno tu blog! Fernanda

Dr. John Wolfskehl dijo...

Gracias Fernanda! Si tenés algún blog mandanos la dirección así lo visitamos también.