martes, 10 de abril de 2007

"Las ´ideas´ del tren sin ideas"


Ayer tuve un sueño horrible. Soñé que me levantaba de la cama en medio de la noche, y comenzaba a caminar por el pasillo que desemboca en mi habitación, aunque no era exactamente mi habitación ni exactamente mi pasillo. Estoy seguro de eso no porque haya visto las diferencias, porque estaba todo signado por una atrapante oscuridad, como si estuviera en un agujero negro, sino por esa sensación extraña que a veces se tiene de estar en un lugar desconocido.

Como dice Antoine de Saint-Exupery, cuando el desconcierto es tan grande resulta imposible desobedecer, así que continué caminando por el pasillo, como me lo dictaban mis piernas, pero bien aferrado a una de las paredes, como me lo dictaba mi cabeza.
En el medio del desconcierto veo una luz blanca, radiante y creciente, que unos segundos después fue seguida por un ruido que en breve se transformó en ensordecedor. Parecía un tren que se dirigía hacia mí, ¡pero era un pasillo, no unas vías! (así son los sueños). Comencé a gritar, aunque era conciente de la inverosimilitud de la situación, pero cuando un tren se dirige hacia uno y no existe forma de escapar hacia ningún costado, cual rey en jaque mate, no hay otra reacción que el grito.

Obviamente nadie me escuchó ni acudió en mi ayuda, porque estaba en la más completa soledad, en mi sueño. Y ocurrió lo inevitable: el tren se acercó cada vez más hacia mí y al llegar a mis pies me traspasó. A partir de ese momento sucedió como si el tren me hubiera cargado el cerebro de ideas extrañas, que tal vez estuvieran otrora anidando en los vagones tenebrosos.

Comencé entonces a pensar sinsentidos, unos tras otros, que afloraban en mi cabeza sin pedir permiso. Pensé, por ejemplo:

“la vida es una moneda, quien la rebusca la tiene”,

“nada nos puede pasar, todas las bicis y los barcos”,

“chipi, chipi, chipi, bombom”,

“un toque por si las moscas van”

pero lo más preocupante para mí fue, luego de despertar exaltado, el pensamiento que más perduró en mi cabeza, y al cual no le encuentro sentido alguno todavía: “Wil Worl”.

2 comentarios:

Chester J. Lampwick dijo...

Este texto es propiedad de Nunca hubo una vez.

Por favor, retírelo o iniciaremos acciones legales.

Saludos

Dr. John Wolfskehl dijo...

Nunca estuvo publicado el texto en dicho blog, y es de la autoría de Wolfskehl, por lo que no creo que las acciones legales prosperenñ. En otras palabras: NO TE TENEMOS MIEDO!